Inicio / Todas / Buenos Aires, ayer y hoy / ALLÁ LEJOS Y NO HACE MUCHO TIEMPO ATRÁS

ALLÁ LEJOS Y NO HACE MUCHO TIEMPO ATRÁS

Allá lejos pero no mucho tiempo atrás cuando aún Colegiales no se había convertido en una hilera de edificios insensibles y cuando vecinos del barrio de Belgrano adquirían sus propiedades por nuestro barrio para escapar de la mole infernal de un cemento en altura tras otro; cuando desde el bar Argos o en la esquina en diagonal Don Juan Carlos Cersósimo vendía las pilchas que usábamos continuamente o los caracterizados trajes en la esquina del cruce de las Avenidas Federico Lacroze y Alvarez Thomas, podíamos observar entonces dos edificios en altura uno daba precisamente a la segunda avenida de las mencionadas y el otro sobre la calle Delgado al ochocientos entre las calles Céspedes y Palpa, se dio la particularidad que en esas cuadras encontrásemos una imprenta especializada en hacer libros siendo una de las tres en toda la ciudad que se destacaba en este ramo.

Sobre la calle Delgado al 800 funcionaba Edigraf S.A. orientada por ese entonces por mi padre, el Dr. David Luis Rovner, un auténtico realizador que por mérito propio, por esfuerzo y dedicación pero además por ser una persona metódica organizada y organizativa, valga la redundancia, había logrado la confianza de editoriales del nivel de Sudamericana, Losada, Planeta, Galerna, De la Flor, Depalma en la temática jurídica, entre muchas otras de primer nivel, enviaran sus libros para imprimir y luego encuadernarse.

Fueron otros tiempos pero no fue otra vida, es ésta, cuando la Avenida Álvarez Thomas presentaba viviendas unifamiliares de uno o dos pisos cuando mucho, desde su cruce con Federico Lacroze hasta Elcano tenía la característica mencionada y no una personalidad cambiante más parecida a Belgrano o al actual Palermo.

En esas tres cuadras hasta la calle Céspedes podíamos, aún podemos, observar la Parroquia San Pablo Apóstol que por largos años el Padre Francisco Musto le dedicara su esfuerzo hasta que fuera designado como obispo llevando su esfuerzo a donde hoy se encuentra San Expidito en el barrio del Congreso escapando por unas cuadras al Once, Plaza Miserere para expresarlo en su justa denominación.

Tres cuadras en donde por esas cosas del destino o que se yo albergaron auténticas personas dedicadas a la enseñanza o a la literatura y no fueron cualquier persona. Para nada.

Los vecinos podíamos disfrutar de la presencia de Don Enrique Banchs, a quien se le llamó también como el Poeta del Silencio porque alguna vez decidió no volver a escribir váyase a saber los motivos, quien y no en pocas oportunidades se cruzaba él mismo a comprar en el almacén de enfrente de su vivienda. Un inmenso jardín integraba su vivienda en donde recibió Adolfo Boy Casares con quien repartía largas jornadas dedicadas a mencionar poesías y poemas escritos por estos dos maestros de la pluma sin duda.

Enfrente en el edificio de Delgado al 800 viviría un personaje célebre y querido por todos que había llegado de su Liniers natal a Colegiales escribiendo sus Poemas endovenosos que fuera publicado por Cuarto Mundo, una incipiente editorial y cuya portada dibujara el no menos célebre Perez Celiz, amigo de Carlitos Carón que es a quien nos referimos ahora.

Un personaje de aquellos era Carlitos Caron, un vecino y un escritor como pocos, capaz en escribir cuentos y novelas en donde se mezclaba su picaresco sentido del humor con la genialidad de sus creaciones.

Casado con Bettina y padre de una familia ejemplar que supo editar Metafrastra, una editorial tan característica de sus valores literarios. Justamente con Bettina les dedicó su esfuerzo a la Escuela del Sol cuya directora es la hija de Biró, el inventor de la birome.

Ya llegando a Federico Lacroze por Delgado , una docente y sin duda referente barrial, Beatriz Oquendo daba el contenido justo a esto que llamamos ahora, Colegiales el barrio de las celebridades cuando era barrio y no un juntadero de cemento uno tras otro en altura y que confunde al no poder distinguir si estamos en Colegiales o en Belgrano.

No fue otra vida, es ésta, cuando Colegiales era un barrio en donde nos conocíamos todos…

Sin duda que es así. Allá lejos y no hace mucho tiempo atrás.

 

Mira también

Recordamos a Jorge Dorio. Más que un periodista, un compromiso permanente

El mundo de la comunicación en Argentina perdió a una figura emblemática con el fallecimiento …

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *