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EN LA CALLE FRAGA, EL ASENTAMIENTO DE CHACARITA YA ES UNA VILLA: TIENE 5 PISOS

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Por Nora Sánchez, para Clarin.com del 7/7/2013

Fotos: Germán García Adrastri

Está en dos manzanas de una ex playa ferroviaria. Duplicó su población en los últimos tres años: viven 5.000 personas.

La entrada principal está en Fraga y Palpa. El asentamiento empezó en el año 2001. Y en 2006 aparecieron las primeras construcciones de material./FOTOS DE GERMAN GARCIA ADRASTI

El asentamiento de Fraga al 900 ya es toda una villa: hay construcciones de cinco plantas y su población se duplicó en los últimos tres años. Ahora supera los 5.000 habitantes. Sus delegados explican que la mayoría alquila piezas por entre $ 900 y $ 1.200, y que no les queda otra que vivir ahí porque no consiguen garantías para alquilar legalmente. Mientras, los vecinos de Chacarita denuncian que hay un negocio inmobiliario y se quejan por los ruidos y la inseguridad.

La gente entra y sale continuamente por Fraga y Palpa, la entrada principal. De ahí se abren calles internas, con viviendas de varios pisos de material y algunos negocios, como verdulerías, kioscos y hasta un restaurante de cocina peruana. El suelo es barroso. A medida que se avanza, aparecen pasillos estrechos, con largos caños plásticos que acompañan sus recorridos. Son los que usa el camión atmosférico para vaciar una decena de pozos ciegos, porque muy pocas viviendas están conectadas a cloacas.

Los chicos corren entre estos caños, ajenos al foco de contaminación que representan. A la mayoría de esos pasillos no llega la luz solar. Las casitas que los flanquean están casi a oscuras. De alguna, chorrea el agua de la descarga de un lavarropas, que ablanda aún más el barro.

La de Chacarita no es una villa tradicional. Ocupa sólo un par de manzanas donde antes funcionaba una playa de maniobras del ferrocarril, entre Teodoro García, Fraga y Céspedes. Como ya no cuenta con espacio para crecer a lo ancho, se desarrolla a lo alto: sus construcciones de ladrillos tienen entre cuatro y cinco plantas. Cuando empezó el asentamiento, en el año 2001, apenas había algunas casillas de obreros ferroviarios. Después se fue instalando más gente, aunque hasta 2006 se levantaban pocas casas de material. Tres años más tarde, las construcciones alcanzaban las tres plantas y en 2011, cuatro.

“Fraga fue creciendo exponencialmente. Ahí viven alrededor de 700 familias y cada vez llega más población del conurbano y de países limítrofes. También gente que no podía pagar el alquiler en otras villas, como la 1.11.14”, explica Santiago López Moreno, subsecretario de Fortalecimiento Familiar y Comunitario del Ministerio de Desarrollo Social porteño. Según el funcionario, el Gobierno de la Ciudad le da asistencia a un comedor comunitario del lugar y, a partir de una orden judicial de 2009, le provee electricidad al asentamiento. “También enviamos camiones atmosféricos para vaciar los pozos ciegos y camiones cisterna, para repartir agua”, agrega.

La mayor parte de las familias de Fraga alquilan. Según los delegados de la villa, una pieza con baño y cocina compartidos por tres personas, cuesta $ 1.200 por mes, y si hay que compartirlos con cinco o seis familias, entre $ 900 y $ 1.000. Cuanto más arriba está el cuarto, es más barato. También hay ventas: una vivienda en un terreno de 6 por 7 metros con baño, cocina, comedor y dos piezas puede costar $ 90.000.

“La gente dice que a los villeros nos gusta vivir gratis. No es verdad: yo quiero pagar, no que el Gobierno me dé una vivienda. El problema es la falta de créditos y los requisitos que piden para alquilarte. Nadie tiene la garantía. En la Ciudad hay un gran problema habitacional. Vivimos en el playón porque no tenemos alternativa y queremos que lo urbanicen. Para eso, la Nación le tiene que traspasar el predio a la Ciudad. Pero los K se pelean con los PRO y dicen que por qué van a regalarle tierras a una Ciudad rica. En el medio estamos nosotros”, argumenta Luisa Morales, ex delegada de Fraga.

Pero no hay planes de urbanización, admite López Moreno. “Habría que hacer estudios de impacto ambiental y urbanístico. Es un espacio físico muy complicado y que no está en condiciones, que además está bajo la órbita del Gobierno nacional”, afirma.

El playón pertenece a la Administración de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) de la Nación. Según le informó este organismo a los vecinos, a cargo del predio estaba la empresa brasileña América Latina Logística (ALL), que operaba un tren de cargas. Hasta que el 5 de junio pasado, la Nación le quitó la concesión por, entre otras cosas, “el abandono del patrimonio público que se le había concesionado”. Ahora el playón está en manos de la flamante empresa estatal Sociedad Belgrano Cargas y Logística.

Los vecinos de Chacarita piden el desalojo de la villa. “Cuando se venga uno de sus edificios precarios abajo y muera gente, van a tener que sacarla”, vaticina uno de los impulsores del blog asentamientoenchacarita.blogspot.com.ar. No da su nombre: “Nadie te va a decir cómo se llama. Estamos amenazados y tenemos miedo”, se excusa.

“La inseguridad aumentó mucho desde que está el asentamiento –asegura otro vecino–. No en las calles mismas del playón, porque se alejan dos o tres cuadras para robar. También hay tráfico de drogas, pero la policía dice que no puede hacer nada y no se anima a entrar”. Una vecina se queja de los ruidos: “Los fines de semana es imposible dormir. Los sábados funciona una bailanta con grupos en vivo adentro de la villa, y se escuchan peleas y botellazos”.

“No estoy en contra de los habitantes del asentamiento, porque no les queda otra que vivir ahí y hay mucha gente buena entre ellos –plantea el impulsor del blog vecinal–. Estoy en contra de los punteros que les alquilan las piezas, algunos de los cuales ni siquiera viven en el lugar. Esto es un gran negocio inmobiliario. Vemos cómo la villa crece día a día y nadie hace nada. Nosotros compramos nuestras viviendas con mucho esfuerzo y ahora valen cada vez menos. No queremos mudarnos, pero nos están obligando a hacerlo”.

 

 

Acá a veces hace más frío que afuera, pero es nuestro lugar”

07/07/13

Desde los 8 años, Gabriel vivió en la calle. “En vez de tomar leche, vivía agarrado a un tarro de pegamento. Pero me rescaté”, cuenta. Ahora tiene 27, mujer y cuatro hijos de entre 3 meses y 8 años. Y un trabajo en una verdulería de Villa del Parque. Antes de mudarse a Fraga, tenía su ranchada en Federico Lacroze y Corrientes, donde cuidaba un puestito de verduras. “Pero vino la Policía Metropolitana y nos sacó a palazos. A mí me dieron un culatazo. Trajeron un camión y tiraron todas nuestras cosas y la fruta y la verdura del puesto. Me puse loco, porque me quedé sin lugar para vivir y sin laburo”.

Por épocas, su familia tuvo que separarse, varones por un lado y mujeres por el otro, para pasar la noche en paradores del Gobierno de la Ciudad. También se alojaron en hoteles. “Hasta que empezamos a cobrar la Asignación Universal por Hijo y pudimos alquilar una pieza en Fraga. Le estoy agradecido a la Presidenta, porque gracias a la asignación salí de la calle. Después me enteré de que iban a tomar este galpón. Y me conseguí un lugar, para no seguir pagando alquiler”.

Gabriel se refiere a un galpón ferroviario, anexado a la villa, dentro del cual se levantan 43 viviendas con ventanas hacia la penumbra. La de él está en un extremo. Su techo es el del galpón. En una sala hay pilas de canto rodado y arena. “Estoy por construir”, anuncia Gabriel. Por ahora, tiene una cocina en el fondo y un baño que da a un pozo ciego. El cuarto donde duerme con su familia está arriba. “Si afuera hace frío, acá hace más frío, pero es nuestro lugar”, dice.

“Pedí ayuda en la Defensoría del Pueblo, que mandó un arquitecto que dijo que mi casa no es habitable y que nos tienen que reubicar –relata–. Yo no quiero. Con un subsidio habitacional vamos a tener que volver a dormir en hoteles y yo me cansé de vivir como un gitano. En un hotel, tenés que andar con lo mínimo. Necesito un espacio para mi familia. Luché mucho para tener éste y no lo voy a dejar”.

 

 

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Un comentario

  1. ¡Dios¡¡¡ lo que era ese barrio y lo que es ..dejé el barrio en 1963 (me radiqué con mi s padres en Ohio (USA) , volví hace dos años, quise rememorar mi viejo barrio, (mi casa estaba en Fraga entre Dorrego y Concepción Arenal) ¡no lo podía creer, de un barrio típico, humilde pero pintoresco, sobre mi cuadra ¡hay no menos de cuatro «casas tomadas» y a unas pocas cuadras de ahí, esta villa monumental peor que el Harlem de los 60, lo que ya es mucho decir. Obviamente el país «involucionó». Me contaron vecinos de los robos que se producen y que durante el gobierno de Menem, fue cuando se «habilitaron» esos terrenos del Ex ferrocarril Urquiza (seguro algun favor político a punteros) para «amontonar gente» ¡¡pobre gente¡¡; también vi un edificio de varios pisos «tomados» sobre Lacroze a la altura de Córdoba mas o menos. Terrible, hace casi 50 años que me fui y veo que este país retrocedió a la edad de piedra, 10 años de Menem 10 años de «K» peor que la guerra nueclear ; pobres vecinos, pobres villeros¡ Traje desde muy lejos los restos de mis viejos al cementerio de Chacarita, se resuciatrían y vieran esto se vuelven a morir.

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