GABINO EZEIZA, UN RIOPLATENSE COMO POCOS

Recordando y homenajeando a uno de los más grandes músicos que cultivaron como pocos la música porteña, queremos además ofrecer un humilde reconocimiento a aquellos hombres que sirvieron de carne de cañón en la guerra de la independencia.

Nos referimos a Don Gabino Ezeiza pero también podríamos recordar a Don Lucas Fernández, un periodista de ley que denunció con fuerza los atropellos que sufrían quienes fueron traídos poco menos que como animales, amontonados en los bodegones de las barcazas de los repugnantes tratantes de carne humana llegando a nuestras tierras muchas la mitad de aquellos que eran cazados en África.

Don Lucas Fernández fue quien denunció que a los chicos afro no se les permitía entrar en la misma escuela que los criollos y que cuando concurrían a una pulpería se les cobraba un plus por la estúpida razón de su color de piel.

Aún hoy ocurren hechos lamentables y discriminatorios con nuestros hermanos que llegan desde lugares tan lejos resultando indignante que se les decomise la mercadería cuando la poca venta que logran diariamente es para su sustento.

¿Ocurrirá algo parecido a quienes viven en los asentamientos que no les dan trabajo por vivir en donde la pobreza y las alimañas son la triste compañera de un Buenos Aires que los margina? ¡Pero si no trabajan resulta que son todos vagos y atorrantes!

Volviendo a Don Gabino Ezeiza, hombre de pícara melodía y de una payada de contrapunto que quedará en el recuerdo de todos aquellos que amamos aquel género y que hasta podríase decirse fue el antecedente del tango, citando al portal Wikipedia anotamos “…Fue un afroporteño nacido en San Telmo (un antiguo barrio de esclavos), y vivió en una época en la que había un número considerable de afrodescendientes negros en la zona del actual Gran Buenos Aires. Su maestro en la iniciación de la payada, fue el también afroporteño Pancho Luna.” Para agregar luego el citado portal (“Sus contrapuntos se hicieron famosos y se recuerda el sostenido el 23 de julio de 1884 en el Teatro Artigas de Montevideo con el cantor oriental Juan de Nava presenciado por un numeroso auditorio. En tal encuentro Ezeiza improvisó allí la que sería la popular canción Heroico Paysandú, con la cual derrotó a Nava, convirtiéndose en uno de los payadores más importantes de la historia. El día 23 de julio ha sido declarado «Día del Payador» en todo el territorio de la República Argentina en honor a ese histórico contrapunto”)

Don Gabino más que hombre de color como alguna mentalidad recalcitrante afirma fue una persona profundamente comprometida con las causas populares al extremo de concurrir a distintos comités partidarios defendiendo las causas de los más humildes, entre ellos el gauchaje perseguido por algunos que siempre pensaron en francés.

“En un reportaje al argentino Nemesio Trejo, hecho por Jaime Olombrada, y que fuera publicado en el periódico «La Opinión» de Avellaneda (Pcia de Buenos Aires, Argentina) el 15 de abril de 1916, Trejo cuenta: «En 1884 era mi primera topada con Gabino Ezeiza, el más célebre de los bardos argentinos, y esa payada sirvió para hacer escuela. Por aquella época se cantaba por cifra, pero Gabino introdujo la milonga en esa oportunidad en el tono Do Mayor» y agregaba: «es pueblera (del ambiente ciudadano) ya que es hija del Candombe africano, y golpeando con los índices en el borde de la mesa empezó a tararear» tunga…tatunga…tunga…» para demostrar, fonéticamente, la vinculación de este ritmo con el Candombe.».

Estamos seguros que alguna vez los argentinos sabrán reconocer a esta noble raza que dio su sangre en la guerra de la Independencia, que aportó como pocos a la música ciudadana y al tango en particular.

Estamos convencidos que alguna vez el color de la piel ni la raza serán argumentos para toda clase de animaladas.

Queremos agradecerle a Don Gabino todos sus esfuerzos, toda su picardía, sus aportes, su don de gente. También a muchos otros que en sus memorias tanto el Padre de la Patria como el ex Presidente Domingo Faustino Sarmiento le rindieron a la vejez el tributo que sin duda merecían y aún hoy merecen.