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La huerta en mi escuela.
Colegiales Av. Álvarez Thomas 795
Soy Director del Colegio San Pablo Apóstol en el barrio de Colegiales. En mi carrera profesional me suelo plantear desafíos buscando propuestas alternativas para el aprendizaje de toda la comunidad educativa. Pienso que necesitamos de otras experiencias que nos permitan complementar lo que hacemos en nuestras rutinas. Ofrecer espacios que puedan brindar herramientas para que cada uno/a potencia sus habilidades.
Desde este lugar y en post-pandemia reflexiono sobre la necesidad de dar a nuestros estudiantes un lugar físico distinto en donde puedan interactuar con las cosas más sencillas de la vida disfrutando de lo pequeño para caminar con objetivos hacia lo más grande.
Trabajar en la huerta nos enseña a convivir. Nos permite entender los tiempos y disfrutar de su proceso con poca intervención, pero mucho trabajo en equipo. Desde este eje acompañamos junto con Nicolás Cha (Bibliotecario y coordinador pedagógico del Proyecto) a los estudiantes mediante cuatro desafíos: silencio, escucha, manos a la tierra y limpieza. Su momento en la huerta se alimentan de estas experiencias: creamos un clima que nos permita interactuar con el silencio para poder escuchar a otros, contactamos con la tierra para ver crecer lo que hacemos y limpiamos porque queremos cuidar nuestro lugar de pertenencia.
El origen de este Proyecto lleva dos años. Unas pocas personas comenzamos a notar que encontramos un lugar en el colegio que no se habitaba por cuestiones de seguridad. Comenzamos a pensar en realizar algún cerramiento y así fue como moviendo ladrillos, limpiando, incorporando tachos de pintura reciclados de la calle fueron apareciendo las primeras plantas y los primeros encuentros. Hacemos esto porque nos hace felices y si algo nos llena podemos contagiarlo fácilmente. Los estudiante eligen ir a la huerta, no se los obliga…les gusta.
Durante este año comenzamos a convocar a las familias a participar del proyecto porque queremos armar un Comité Ambiental que nos convierta en una Escuela Verde. Afortunadamente el crecimiento es enorme. Pasamos de ser dos docentes llevando un proyecto a cabo a unas 20 personas con sus tareas divididas. Desde este lugar, valoramos muchísimo este hecho por dos razones. Por un lado las familias adentro de la escuela acompañando la mirada pedagógica que queremos brindar. Necesitamos a las familias adentro porque a los chicos les hace bien y a ellos también. Por otra parte, logramos Institucionalizar el proyecto denominándolo Eco Sanpa y que el mismo deje de ser algo de una o dos personas. Paradójicamente podemos decir que las raíces Eco Sanpa se convierten en rizomas que no dejan de conectar oportunidades de mirar el aprendizaje de forma transversal.
Hoy tenemos un espacio reducido y buscamos ampliarlo. Necesitamos de trabajo y de dinero para poder ampliar nuestro cerramiento y que todos disfrutemos de un espacio verde más amplio. Para ello estamos vendiendo plantines dentro de la comunidad que muy amablemente aporta.
Vivimos en la ciudad y notamos la alegría con la cual los chicos conectan con la tranquilidad que les ofrecemos. Grupos que comienzan a las 8 AM en la huerta escuchan los pajaritos cantar, se conectan con lo que están viviendo. Pueden adultos y niños desconectar su modo automático para poder entender que podemos vivir de otra manera, mirando al que tengo al lado, cuidándonos, escuchando…todo ese clima nos prepara para aprender cualquier desafío que tengamos por delante en distintas áreas. No es solo una huerta, es un valor que aprendemos que nos va a acompañar toda la vida.
Nicolás Becerra
nicolas.becerra@ispa.edu.ar
Felicitaciones, gran proyecto !!!
Si excelente y necesario proyecto