TITA DE BUENOS AIRES

 

Tita Merello, la «Tita de Buenos Aires», quien repetía incensatemente a las mujeres que la escuchaban con devoción y admiración, les recomendaba hacerse el papanicolau.

Tita fue admirada, también tía, hermana, amiga del alma y quien dice por qué no madre de tantos y tantos que la escuchaban y la citaban por algún sabio consejo dado desde su sapiencia de la vida. Si en verdad existe la «universidad de la calle, Tita fue diplomada con honores que se lo ofreció -muy merecediamente por cierto- el público.

Nunca se guardó nada; aquello que pensaba lo decía con la autoridad que le da su cuantioso público.

Leemos en el portal wikipedia:

Su padre murió cuando su hija tenía apenas cuatro meses de edad víctima de tuberculosis.14 «…miro mucho [las fotos amarillentas], siempre. Me da ternura ver sus grandes bigotazos y sus ojos dulces. Cuando un hombre muere joven, queda siempre detenido en esa edad. Ahora lo cuido como si fuera mi hijito», dijo ya anciana sobre su padre.15 Merello, quien tuvo una infancia muy dura marcada por la pobreza y la falta de cariño, más tarde diría: «El dolor nació conmigo». Recién a los cuatro años, fue reconocida en la partida de nacimientonota 1 y a los cinco fue trasladada a un asilo de Villa Devoto porque su madre debía trabajar y no podía hacerse cargo de ella.16 Durante su infancia, además de su estancia en el asilo, vivió esporádicamente en varios sitios, por ejemplo, en Montevideo, capital de Uruguay, donde sin recibir salario se desempeñó como sirvienta.5 Luego, poco antes de cumplir 10 años, aconsejada por un médico que le diagnosticó tuberculosis —cuyos síntomas nunca se presentaron—,17 residió con su tío en un campo ubicado en Bartolomé Bavio, cerca de Magdalena, realizando distintos trabajos en los que ayudaba a su familia ordeñando vacas, preparando asados y cebando mates,15 tareas de las cuales señaló: «Trabajaba como un hombrecito, entre los hombres. Pasaban los días, las noches. Nunca un gesto de ternura». La soledad, la pobreza y el abandono emocional marcaron la personalidad de Merello, quien ya adulta se definió de niña como una «chica triste, pobre y además, fea. Presentía que iba a seguir siéndolo siempre. Después descubrí que no hace falta ser bonita. Basta con parecerlo. Soy insolente de nacimiento y temperamento. Y con capacidad para sostener una insolencia… No recuerdo si tuve una infancia precoz. Lo que sé es que fue muy breve. La infancia del pobre siempre es más corta que la del rico».6

tita 2  Fue arrabalera por vivencia propia, desde su infancia. Ya a los pocos años quedó huerfana de padre y la madre como debía trabajar la enterró en una tumba para menores, un asilo en Villa Devoto que tal vez sea una forma de esconder la realidad.

Pero si fue arrabalera no lo fue precisamente por moda, por adopción y si por sus años juveniles, por la falta  de un gesto de ternura como dice más arriba. Si en verdad el sufrimiento enseña, Tita tenía una sabiduría particular que jamás mezquinó. Si el sufrimiento enseña, la falta de caricias de una mano breve como tituló Centeya su hermoso tango.

No fue una casualidad su fama en una época que las mujeres si llegaban a fumar en la calle o vestir pantalones eran maldecidas por la sociedad, pero así y todo, supo abrirse camino por su temperamento, por una personalidad que no reconocía huecos.

«Para el final del rodaje de Don Juan Tenorio, los problemas entre Sandrini y Merello se habían acrecentado notablemente según manifestaron sus allegados. Sandrini recibió una propuesta del director Benito Perojo, de España, para filmar ¡Ole, Torero! en 1948, lo cual significaría su primer trabajo en Europa. Por su parte, Merello recibió la oferta de un papel protagónico para Filomena Marturano, de Eduardo De Filippo. Sandrini no le perdonó que se quedase en Buenos Aires filmando la película sin acompañarlo y la relación entre ambos terminó.49 Sin embargo, gracias a Filomena Marturano, Merello se consagró en el espectáculo y adquirió un gran reconocimiento. En el filme, compartió cartel con Gloria Ferrandiz y Guillermo Battaglia. Su argumento indicaba que tras veinte años de convivencia con un hombre llamado Domingo Soriano, Filomena Marturano se casa fingiéndose moribunda. Su objetivo era que sus hijos llevasen su apellido, por lo que su esposo se distancia pero luego regresa para saber cuál de los niños era suyo.50 Este filme permaneció trece meses en cartel y dos años después de su presentación se llevaría a cabo su versión teatral, que poseía cuadros musicales.51 El director De Filippo dijo que «nadie la interpretó mejor que la «signora» Merello».51 Fue ahí cuando se la comenzó a relacionar con Anna Magnani y Bette Davis»

Tita de Buenos Aires, una vecina necesaria, una vecina de todos y cada uno de los barrios, en una época de grandes personalidades de artistas y que no queremos nombrar como un homenaje a todos ellos y porque quiérase o no, ineludiblemente, siempre nos olvidares de un gigante entre gigantes.

Concluyendo y para hacer justicia con la Enciclopedia libre esta gloria del cine y de las artes (…) Laura Ana Merello —conocida posteriormente como Tita Merello— nació el sábado 11 de octubre de 1904 a las 19 UTC-3 en un conventillo del barrio porteño de San Telmo ubicado en la calle Defensa 715 (actual sede de rumbo sur, asociación civil dedicada al patrimonio), entre Balcarce y el pasaje San Lorenzo.12 13 Hija de la planchadora Ana Gianelli y del cochero Santiago Merello, tuvo un medio hermano menor —de distinto padre—, Pascual Anselmi (1910-2002).

Y según dicen falleció en la Clinica de otro gigante, el Dr René Favaloro, pero afirmamos que no. En todo caso, el Dr. y Tita o Tita y el Dr. estarán enseñando bondad en el lugar que los santos enseñan.

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