Hoy se cumple una vez más el triste aniversario de la gesta solidaria por excelencia cuales la de los chicos del colegio Ecos que dejaban de lado las comodidades urbanas yendo ayudar a otros chicos. De esta manera, los chicos pobres que no tienen pan y los chicos ricos que están tristes volvían a hacer realidad aquella expresión de la Madre Teresa “Quien no vive para servir, no sirve para vivir”; una vez más el amor, el gran legado de Cristo se hacía realidad.
Una vez más el gesto de besar los pies de sus discípulos expresaba a las claras que la vida es servicio y no servirse de los demás.
Aquellos chicos del Colegio Ecos apadrinaban a otros que concurrían a una escuelita de frontera donde faltaba todo y de todo y en cada viaje hacían realidad aquello de JUNTOS ES POSIBLE que, a nuestro juicio, es el punto de partida para crear un mundo mejor donde la cultura, la riqueza y el poder estén socializados.
Hoy, como decimos más arriba, es un nuevo aniversario de la gesta solidaria de una juventud maravillosa que escribe con hechos “Donde hay una necesidad, nace un derecho”
Pero no es el único caso en esta realidad disfrazada que se empecina en jugar al Don Pirulero y en el cuento de la buena pipa arrojando a la basura a otros conformando la sociedad descartable.
Este año con motivo de la inundación en la Ciudad de La Plata muchos jóvenes también donaron su tiempo para ayudar al hermano necesitado provocando otra gesta de solidaridad y de este modo expresando en hechos que la construcción de un mundo donde Todo Hombre es mi Hermano, una expresión que quienes negocian con la cruz tienen guardada bajo siete llaves pero a la que no renuncian aquellos que practican el auténtico cristianismo convirtiéndolo en trascedental más que en temporal.
Una vez más ante la caducidad de teorías que nos llegan de la revolución industrial inglesa y de su opuesta, la revolución francesa se pone de manifiesto: el rasgo característico de ambas es que para éstas la persona es predicado y no verbo esencial como es para un cristianismo que no renuncia a la opción preferencial por los pobres y mucho menos a las enseñanzas del Concilio Vaticano II.
Como decimos más arriba, cada vez que estén los jóvenes ayudando a quienes lo necesite el ejemplo de los chicos del Colegio Ecos y los de la Ciudad de La Plata se harán realidad testimoniando con hechos que LA SOLIDARIDAD NOS HACE MÁS DIGNOS.