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DIA DE LA MUJER

450px-Juana_Azurduy_de_PadillaEn este nuevo Día de la Mujer como en otros queremos rendirle culto a esa patriota que lo dio todo y en tantas circunstancias nada o poco recibió. Pero también a esa otra mujer que es la que cuida los chicos dándole sustento moral a la familia.

Hubo muchas de ellas que con tan sólo realizar con esmero la tarea asignada por esta sociedad machista, ya entrarían en el podio de las imprescindibles.

Sin duda Juana Azurduy es una de ellas.

Leemos en Wikipedia org.ar: «Ese ímpetu de juventud también le trajo dolor, los cuatro hijos fueron llevados por la guerra, murieron en sus brazos impotentes, pero por cada aliento que expiraba, su espíritu se cubría de venganza, convirtiéndose de madre amorosa en madre combativa, pero siempre madre, mujer femenina, porque su vientre parió una nueva luz de vida, para que al menos una de sus descendientes cosechara el fruto más importante de su amor: la libertad americana. Tenía la plena seguridad de estar protegida siempre, Manuel, su esposo, el padre de sus hijos y Huallparrimachi, el hijo indio que los dos adoptaron por el mutuo amor y respeto que se profesaban, murieron por defenderla de la mano de los tiranos.»

No fue la única, allá lejos al norte de esta esclavizada tierra, se alistó en el Ejército para luchar por la Independencia a la par de otras mujeres como Macacha Güemes y como ella, más que subestimar o discriminar al nativo lo incorporó sintiéndose ella misma una nativa, una integrante de los pueblos originarios a pesar de poseer ella como su familia una fortuna nada despreciable tanto sea en campos a cultivar como en otros bienes.

Los datos biográficos de esta noble mujer nos dicen que

«Juana Azurduy nació en Toroca, poblado ubicado en la Intendencia de Potosí del Virreinato del Río de la Plata -hoy municipio de Ravelodepartamento de Potosí, actual Bolivia-, el 12 de julio de 1780. Sus padres fueron don Matías Azurduy, un rico blanco dueño de muchas propiedades y doña Eula­lia Bermudes, una chola de Chuquisaca.1

«Fue bautizada en La Plata por lo que se suponía que nació en esa ciudad. Creció en Chuquisaca y a partir de los doce años de edad se educó en el prestigioso Convento de Santa Teresa de Chuquisaca para posteriormente ser una monja 2 y hablaba tanto el español como el quechua. Debido a su comportamiento rebelde fue expulsada del convento cuando tenía 17 años»

La mujer debido a sus justos y permanentes reclamos ha asumido otros roles. Al lado del hombre, ni adelante ni atrás, ha superado dolorosos prejuicios y preconceptos que la ubicaban para servir distintas necesidades masculinas y en circunstancias, sólo se le reconocía el rol de reproductora de la especie como sucediera en la Grecia antigua.

Contrajo matrimonio con Luis Padilla conformando una familia al servicio de intereses superiores y superadores ganándose el respeto de todos aquellos que la conocieron. Para luchar por la independencia del Río de la Plata le sumó 10.000 hombres al General Belgrano asumiéndose un papel destacado en el Éxodo Jujeño que, entre otras cosas, demostraron el valor de sus ideales cuando no la valentía en las batallas en las que participó.

Producida la Revolución de Mayo en la ciudad de Buenos Aires, la capital virreinal, los esposos Padilla se ligaron, a partir de 1811, al Ejército Auxiliar del Norte enviado desde Buenos Aires, para combatir a los realistas del Alto Perú y recibieron a los jefes revolucionarios Juan José CastelliAntonio González Balcarce y Eustoquio Díaz Vélez en las haciendas de Yaipiri y Yurubamba.5

Tras la derrota de las fuerzas patriotas en la batalla de Huaqui el 20 de junio de 1811, el ejército del virrey del Perú, al mando de José Manuel de Goyeneche, recuperó el control del Alto Perú. Las propiedades de los Padilla, junto con las cosechas y sus ganados, fueron confiscadas; asimismo, Juana Azurduy y sus cuatro hijos fueron apresados, aunque Padilla logró rescatarlos, refugiándose en las alturas de Tarabuco.

En 1812 Padilla y Juana Azurduy se pusieron a las órdenes del general Manuel Belgrano, nuevo jefe del Ejército Auxiliar del Norte, llegando a reclutar 10 000 milicianos.

Producido el Éxodo Jujeño, prestaron colaboración con la retaguardia comandada por el mayor general Díaz Vélez.

La popular entrada de Díaz Vélez en Potosí, el 17 de mayo de 1813, permitió que Juana Azurduy y su familia pudiera reencontrase con Padilla. 6«

Permanentemente nuestra Patria Grande estará en deuda con el matrimonio Padilla porque lo dieron todo, hasta muchas de sus riquezas, recibiendo poco y nada de recompensa.

Alguna vez, los ciudadanos de a pie, deberemos dar un inolvidable descanso a su alma, un espíritu noble, que sólo buscó como síntesis de su existencia la grandeza de la Patria y la felicidad del pueblo…

 


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