El General Don José de San Martín asumió como Gobernador de Cuyo el 12 de Setiembre de 1814. La zona comprendía las hoy provincias de Mendoza, San Juan y San Luis. Se componía de una población de 13 mil habitantes. Su plan maestro estaba en marcha: la Cordillera de los Andes sus pueblos e independencia, lo obsesionaban.
Desde Europa, al abordar su buque en Inglaterra traía el Proyecto de Libertad a las Colonias no emancipadas. Desembarcó en 1812. Ya declarada la Independencia, el 9 de Julio de 1816, consiguió la venia de Juan Martín de Pueyrredón, Director Supremo.
Era imperioso tener a disposición recursos suficientes ante una empresa militar que era más una epopeya histórica, tal como se la refiere en nuestro siglo XXI. No alcanzaba lo que el gobierno le generaba, debía construír consensos más allá deñ gobierno. Así lo hizo entre Mendoza y San Juan y sus respectivos cabildos. La situación se agravó cuando Rancagua (Chile), cae bajo el imperio español. Así el comercio con Mendoza quedaba anulado. De esas arcas provenían los fondos que el intercambio habilitaba.
Este fortuito acontecimiento decidió una firme estrategia del Libertador: la promoción de productos que tenía la zona desde siempre: frutas secas, harinas, vinos, aguardientes.
Tuvo la visión de ampliar los canales de riego, que lograban mayores sembradíos y viñedos.
Dio nuevo impulso a la minería y nuevo empuje a los artesanos (que conformaban un abanico de múltiples matrices.
Dotó la zona de «Dispensarios», no contando con hospitales proveyó a la población de vacunación antivariólica. También medidas para prevención de la rabia.
A 206 años del Proyecto de Independencia Sudamericana hoy valoramos y honramos esa gesta sin igual, que incluyó a los habitantes de la Patria Grande, soñada por San Martín, O´Higgins, Bolívar, Güemes, Belgrano, Las Heras, Juana Azurduy y tantos patriotas que hoy la historia chiquita no recuerda.
Fue un 18 de enero de 1817 que comienza la salida de San Martín, desde Mendoza para emprender la gesta histórica del Cruce de los Andes. No a someter, sino a libertar.
Se movilizaron 5 mil hombres, 9 mil trescientas mulas, 1.600 caballos. De acuerdo con su plan económico y su éxito pudo concretar su plan maestro.
EL PLUMERILLO.
A escasos kilómetros de Mendoza, San Martín dejó al mando de José Antonio Alvarez Condarco, cartógrafo, experto en explosivos el despliegue del campamento militar. Núcleo y base del poderío militar que había gestado paso a paso en accionarlo para el triunfo a través del Cruce de los Andes.
Había convocado a sus escuadrones de Granaderos a Caballo, dispersos por todo nuestro territorio.
Y habían llegado tras el mandato de su Jefe.
Las instalaciones contaban con galpones y barracas. Separados por compañías, alojamiento para oficiales, y barracas para la tropa. Contaban con distintas construcciones destinadas a las necesidades que imponía una movilización de características inusuales.
Ya en Chile, tras su liberación, quedó como su Gobernador el Gral. O’Higgins.
El Plumerillo fue desmantelado. Devuelto lo no utilizado a sus donantes, y el resto repartido entre los pobladores humildes para que pudieran construír sus casas.
El comienzo de una gesta impar, donde pocos volvieron, en pos de un mundo, de un tiempo mejor, donde cada hombre, cada mujer como hoy mismo pasa sea capaz de ver al otro : un semejante, un mundo de dignidad y evolución, un mundo humano en su mejor expresión.