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MONSEÑOR JORGE NOVAK, NUESTRO HOMENAJE

En verdad y con toda justicia podemos decir que Monseñor Jorge Novak llegó a esta tierra de mortales para servir y no para ser servido.

Mientras algunos eran parte de aquellos años de terror, Monseñor Jorge Novak llevó como estandarte la cruz, cuyo símbolo permaneció en él y la padeció.

Ser cristiano no es cosa fácil suponemos que habrá pensado. Todo lo contrario es una procesión permanente; es como recibir aquellos latigazos y la afrenta que sufrió el mismo Jesús.

El obispado de Quilmes inicia su biografía de esta manera: “Mons. Jorge Novak nació el 4 de marzo de 1928 en San Miguel Arcángel, un pequeño centro rural bonaerense. El 1º de marzo de 1953 realizó su profesión perpetua en la Congregación del Verbo Divino. Casi un año después, el 10 de enero de 1954, fue ordenado sacerdote de esta compañía religiosa” y por seguro que para Monseñor el cristianismo era lavar los pies de los necesitados antes que hacérselos lavar por ellos.

Por seguro quien es cristiano por convicción y no por conveniencia, ese “ser cristiano” que significa ser persona, lo llevó a tomar partido por quienes más lo necesitaban, los humildes, los perseguidos, los enfermos, los hambreados…

“En el Episcopado argentino, Mons. Novak fue cofundador del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos y, junto con Mons. Jaime De Nevares y Mons. Miguel Hesayne, formó parte del trío de obispos que denunció incisivamente las violaciones a la dignidad humana que utilizaron los militares del Proceso de Reorganización Nacional. Este compromiso con el pueblo fue motivo para ser tildado de «obispo rojo» por los militares, y también le ocasionó la incomprensión de varios de sus colegas”, leemos en la misma página del obispado de Quilmes.

No es cierto que todos los religiosos o parte de ellos fueron parte del Proceso Militar devenido en 1976 en aquellos años de plomo y desapariciones forzadas.

Hubo otros como Monseñor Novak o Angelelli que no guardaron la fe en un armario o, directamente, la tiraron a la basura. Hubo otros que no trenzaron, que no traicionaron, que no fueron Judas Iscariota.

Desde aquel septiembre de1976 aeste septiembre de 2011 han pasado muchas cosas pero el recuerdo de los feligreses sigue siendo el mismo: agradecimiento, devoción, amor, comprensión hacia quien no llegó a esta tierra para que lo atiendan, llegó para amar al necesitado, para servir a los pobres, a los perseguidos, a los necesitados de fe, a los enfermos, a todo aquel que como lo hizo Jesús en su tiempo, necesitaba de la palabra amor.

Palabra que se escribe con fe, palabra que se escribe con hermandad porque para Monseñor Jorge Novak, “todo hombre era su hermano” sin distinción de raza, credo, color de piel o cualquier otra estupidez que inventan algunos con el sólo propósito de beneficiarse con la división y/o separación de los hombres entre si.

A treinta y cinco años de aquel acontecimiento nuestro portal brinda su homenaje a un auténtico crtistiano en la fe, en Dios y en el espíritu santo…

 

 

 

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