Por seguro que a la solidaridad le pusieron precio: les importó un bledo que aquellos chicos que escribieron con su sangre «JUNTOS ES POSIBLE».
¿Que les importa a algunos que quienes más tienen hagan algo por aquello que menos tienen? Para ellos dar aquello que les sobra tranquilizan su conciencia y a eso le llaman «CARIDAD»
Pero los chicos del colegio ecos no eran así. No se conformaban morfando la hostia dominical: para ellos ser cristianos o tener fe más tenía que ver más con la solidaridad judeo-cristiana que con la fe.
Y lo ejercían, ¡VAYA SI LO EJERCÍAN!
Pudiendo vivir en las comodidades urbanas y no lo hicieron.
Pudieron decir «NO PUEDO HACER NADA» y le encontraron la vuelta para hacer algo. Trabajando con sus amigos, juntos con sus amigos, hicieron colectas para hacer del comedor algo agradable con su cocina, con su mesa y sus sillas, con los muebles indispensables.
¡VAYA SI LO EJERCÍAN!
Multiplicaron panes y peces haciendo realidad la expresión de Paulo VI cuando en «Desarrollo de los Pueblos» escribió: «A nadie le es lícito reservarse el uso exclusivo de los bienes cuando a otros les falta lo necesario para sobrevivir»
Ahora esa justicia que de justicia tiene poco y nada, pre escribió la causa del colegio Ecos; prescribió un mundo mejor donde el hermano sea realmente un hermano y comparta los bienes recibidos (porque a todos nos fue entregada la tierra y no a unos pocos)
¡Qué les importa! Mientras ellos tengan todo y los demás no tengan nada.
Sí, ellos tienen la justicia, la hostia dominical, los bienes que se los apropiaron y como dice aquella letra tienen el sarten por el mango y el mango también»
Pero los chicos del colegio Ecos tienen un bien que se irá extendiendo, que irá abarcando nuevas regiones, nuevos países hasta ocupar la vida misma: LA SOLIDARIDAD.