UNOS DENOSTAN, OTROS ADMIRAN…

En circunstancias distintas parece que los argentinos, especialmente los del área metropolitana-  viven en el mundo del revés.

Nos escribe el Dr. Horacio Severino que entre otras líneas nos dice que “(…)Unos denostan el discurso de Mauricio Macri y otros lo admiran. Es logico entre quienes intervienen en politica. Pero en el medio estamos la mayoria que solo nos queda vivir y sufrir a los primeros …yo creo que a pesar de todo y retrotayendome a la noche de los lápices hemos mejorado ….siempre y a pesar de los fanatismos de uno y otro lado para culminar su razonamiento de la siguiente forma:  (…) “hay que darse cuenta que por sobre todas las cosas la democracia y la libertad son la mejor manera de vivir en sociedad que actualmente conocemos.”

Esta apretada síntesis de la reflexión del Dr. Severino nos lleva, entre muchos otros aspectos, también nos preguntamos si la función del periodismo es la de convencer o la de informar. No es una la única pregunta: ¿por qué por lo que parece que es más noticia algún hecho desagradable y/o repudiable lo trágico y no las acciones de dignidad y valores admirables que también se producen a diario pero que no son noticia?

La explicación sobre la necesidad morbosa que la desgracia vende más que las buenas acciones nos parece muy limitada. No sólo eso sino muy adaptada a la realidad de este mundo donde por minuto se asesinan niños en la guerra civil en Siria o la trata de personas, someter al hambre y a la más cruel indigencia a cientos y millones de humanos, los que también a ellos les fue entregada la tierra pero unos pocos se la apropian, según palabras de San Ambrosio uno de los más preclaros hombres de la patrística cristiana.

Insistimos como lo manifestamos en otras páginas que se nos ocurre más necesario cambiar la letra de Cambalache construyendo una realidad distinta ya sea en el 510 o en el 2000 también donde no se renuncie a los valores ni donde como lo dice en otra letra de tango “hasta a Cristo la barba se la han afeitado”

En otras circunstancias, no sólo que no se aceptan que otra persona puede pensar diferente sino que la lucha porque triunfe un modo de ver la realidad resulta insoportable renegando de la más elemental pregunta ¿“Quién dijo que esto es así”?

No estará llevando a peligrosas situaciones la no respuesta a la pregunta “¿Desde dónde se afirma esto que con tanta fuerza se lo hace?

Estas desordenadas líneas que dan vida a esta apartado periodístico no pretende otra cosa que lograr las más diversas reflexiones abriendo el diálogo que no lleve a dominar al otro sino a convertirlo más en semejante, más en un hermano al que también hay que ayudar emprendiendo el camino imprescindible para que todos seamos verbo y sujeto de nuestro destino, no tan sólo predicado como parece que obliga a la humanidad los dos pensamientos provenientes de la revolución industrial inglesa y la revolución francesa de siglos anteriores.

Con sólo abrir el diálogo entre unas pocas personas, diálogo para lograr consensos y no triunfo de una escasa verdad, entonces quien escribe habrá logrado su propósito.