Mucho afecto debe desparramar una persona para que la llore todo un pueblo. De pronto cuando Internet dio la noticia, el país quedó parado e inmovilizado: nos había dejado con sus escasos 62 años de vida, El Negro Caloi.
También de pronto cada una de las avenidas porteñas comenzaban a inundarse: ¡eran las lágrimas de quienes lo valoramos! ¡Y es el segundo Negro que nos deja! El otro fue Fontanarrosa. Esto ya es demasiado.
Los dos desde el humor y por qué no con un fino y elaborado espíritu tragicómico nos marcaban el latir de un país, de una realidad, de una situación.
Este Negro que nos dejó hoy había protagonizado una lucha en inferioridad de condiciones pero lucha al fin y la ganó.
¿Recuerdan los papelitos de Clemente y cuando el vocero de Martínez Hoz (quien había designado a Videla como Presidente, no al revés), aquel vocero conocido como el gordo Muñoz que se enfrentó al Negro por el tema de los papelitos?
“A pesar de su muerte, su obra será recordada, especialmente por su personaje «Clemente», uno de los más populares de todo el país, que fue creado en 1973, emulando las características típicas del hombre argentino que ama el fútbol, las mujeres y el mate, entre otras cosas. Este personaje llegó a la televisión en 1982”, podemos leer en Periódico Vos, agregando este portal (que) “Carlos Loiseau, dibujante mejor conocido como Caloi, falleció en la madrugada de este martes tras luchar contra el cáncer. La confirmación oficial de parte de sus familiares se produjo varios minutos después de que la noticia circulara fuertemente por las redes sociales. Primero fue en el Facebook de Gustavo Loiseau, hermano del artista nacido en Salta y luego en el propio de Caloi, a través de los mensajes de los fanáticos Marcelo Simón, amigo del fallecido dibujante, lo confirmó más tarde por Radio Nacional. Caloi, de 63 años, permanecía internado en el Intituto del Diagnóstico como consecuencia de una grave enfermedad, informó la agencia Télam. Según EFE, el artista padecía cáncer”
A los pocos minutos las redes sociales explotaron de un llanto con miles y miles de mensajes no de condolencias sino de palabras afectuosas y no era para menos.
Twitter de pronto y sin avisar a nadie, explotó: todos, pero todos, no faltó ninguno que no quisiera despedirlo.
El Negro logró lo imposible: que todos nos uniéramos tras su recuerdo, todos agradeciendo su obra, saludándolo con el más fino cariño.
No era para menos… Dios lo llamó porque quería dibujar el paraíso del amor… ¿Quién sino el Negro para semejante laburo!