Curiosamente en el mismo día en que los porteños celebramos –o deberíamos hacerlo- el nacimiento de una de las mujeres que luchó en la adversidad por los derechos de género, además del reclamo permanente por el reconocimiento de otros, fue una de aquellas mujeres por las cuales cuando en un hospital nos atienden está presente en toda su plenitud.
Curiosamente el gobierno porteño entregó “La credencial número 100.000 del Plan de Cobertura Porteña de Salud (CPS) y destacó que este sistema puesto en marcha hace un año “les permite sentirse plenamente contenidos a todos los vecinos que carecían de protección médica”, según puede leerse en el portal www.buenosaires.gov.ar, agregando luego que (…) se trata de un plan de atención médica integral, personalizada y gratuita dependiente del Ministerio de Salud porteño para todos los residentes habituales dela Ciudad de Buenos Aires, argentinos, que no posean ningún tipo de prestación médica”, lo cual además de un hecho social de envergadura sería interesante que los gobiernos porteños y bonaerenses encuentren la fórmula para que todo habitante del área metropolitana sea atendido como sin dudala Doctora Cecilia Grierson lo deseaba. De no ser así, se le estaría transfiriendo y cargando desacuerdos de la dirigencia sobre las personas necesitadas de salud.
“Cecilia Grierson nació en la Ciudad de Buenos Aires el 22 de noviembre de 1856. Era una de seis hijos del matrimonio entre Juana Duffy y John Parish Grierson, hijo de William Grierson, un colono escocés que se estableció en Monte Grande en 1825 durante la presidencia de Bernardino Rivadavia. Su primera infancia transcurrió en las estancias de su padre, primero en la Republica Oriental del Uruguay y más tarde en el distrito de Gena, provincia de Entre Ríos. Completó sus estudios primarios en destacados colegios ingleses de la ciudad de Buenos Aires, y regreso a Entre Ríos para ayudar a su madre en el cuidado de sus hermanos y en el sustento económico de la familia desvastada por la muerte de su padre y la situación de violencia política que vivía el país”, leemos en el portal de la fundación que lleva su nombre.
En cada ocasión que solicitemos la atención de una Enfermera su espíritu por qué no combativo por los derechos de género se hará presente y no es para menos.
A la doctora no solo se le debe –como si esto fuese poco- la creación del cuerpo profesional de enfermeras. También su lucha como tantas otras mujeres por los derechos civiles siendo recordada una expresión suya que marcó una época en cuanto a que tenían iguales o menos derechos que los niños siendo destinadas exclusivamente a las tareas domésticas.
No había terminado el Siglo XIX cuando los porteños conocíamos las propuestas esgrimidas hasta sindicalmente por la doctora. En efecto, ella y un grupo de estudiantes requerían una formación no sólo teórica, algo que finalmente se logró.
Cabe destacarse que compartían esta postura auténticas celebridades como José María Ramos Mejía, José Penna y Juan B. Justo, todos estudiantes en aquel entonces como Cecilia Grierson.
Concluyendo esta primera parte es importante señalar como un hecho positivo la continuación de los Centros de Salud barriales, un proyecto que naciera hace algunas décadas y que el actual gobierno continuó creando otros Cesac.
La salud no puede quedar reducido a las posibilidades económicas del enfermo y justamente por eso que el Estado debe hacerse presente ante el sólo requerimiento de necesitado, venga de donde proviniere y sea de la nacionalidad que fuere.
Precisamente por lo que decimos al principio el 22 de noviembre es un día ideal porque celebramos los porteños y argentinos el nacimiento de una de las grandes celebridades de la medicina como fue la doctora Cecilia Grierson y no nos cabe duda que los próximos tiempos cuando también el derecho a la salud termine de consagrarse como otros de los derechos humanos inalienables, su figura crecerá aún más en la valoración de aquellos compatriotas que a veces en forma silenciosa han creado y conformado nuestra Patria.