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ERRADICAR EL TRABAJO INFANTIL

Sin lugar a duda el trabajo infantil denuncia crudamente la pobreza y la miseria cuando no mental y si social de un tejido urbano que somete a esos niños en una mercancía que ocasiona grandes e inmensas ganancias.

Las ciudades son las que demuestran el grado de inconsciencia de sus autoridades; en la medida que un niño esté condenado a trabajar voluntaria o compulsivamente ya sea para ayudar a sus padres, cuidar de sus hermanos o cualquier otra variante, esa personita quedará relegada de la vida resultándole más difícil con el correr de sus años insertarse en la sociedad.

Por seguro que serán changarines, albañiles o cualquier otra actividad no calificada; por seguro que esa criatura que no concurre a la escuela las puertas del futuro les serán cerradas.

Con otras palabras podemos decir, no sin razón, que eliminar la explotación laboral infantil es una prioridad por los efectos que las actividades laborales tienen sobre la salud y el desarrollo de los menores de edad.

Así como pensamos que el Siglo XXI es el siglo de las grandes revoluciones hasta el momento silenciadas como por ejemplo la emancipación femenina y el justo reclamo “Ni una menos”, el trabajo infantil está llegando a los planos y organizaciones internacionales.

Leemos en el portal Wikipedia org.: “(…) En 1992, la OIT creó el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil para combatir el trabajo de los niños y niñas que atentan con su desarrollo y en 2014 el fundador del Centro Internacional sobre trabajo infantil y educación, Kailash Satyarthi fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz por su lucha contra la explotación infantil en la India”

Sin embargo no hace falta llegar a la India para encontrarnos con esta realidad esquiva. Aquí nomás por el barrio de Flores nos podemos tropezar con la esclavitud infantil en los oprobiosos talleres de costuras que contratan a sus padres de origen boliviano en muchos casos sometiéndolos a extensas jornadas sin ningún derecho y a quienes les son retenidos los documentos de identidad, cosa que agrava su situación.

Junto a sus padres estará la prole conformada por dos o tres criaturas igualmente sin derecho alguno, sin atención médica y sin posibilidad de concurrir a la escuela que es el lugar genuino donde debe estar un niño. De esta manera, los capangas se aseguran la continuidad de una sociedad que elude los derechos sociales de los niños y adultos.

En 1992, la OIT creó el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil para combatir el trabajo de los niños y niñas que atentan con su desarrollo (…) De acuerdo al informe El trabajo infantil en México: avances y desafíos, elaborado por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), la principal causa del trabajo infantil es la pobreza. Otros factores causantes de este fenómeno social es la demanda en hogares, granjas o negocios familiares para que los niños participen en el trabajo; las normas y actitudes sociales y, los costos que implica la educación (uniformes, transporte, material escolar, inscripciones).

En donde también se puede apreciar estas prácticas es en la tarea agrícola o campestre donde el niño debe trabajar a la par de los adultos recogiendo cosechas y demás para luego descansar algunas horas en rancheríos siendo tan trabajadores golondrinas como lo sos sus mayores.

El Siglo XXI debe ser el que reconozca derechos conculcados y en especial de los niños. Un niño realizando tareas que no corresponde que las haga será luego un adulto analfabeto, sin ninguna otra posibilidad de esperar y hasta desear el fin de sus días.

Este siglo debe ser y no nos cabe duda alguna el del triunfo de la mujer cuya igualdad con el hombre debe dejar de ser un anhelo; debe ser el de las niñas que vemos en las terminales de trenes, en las plazas, en los barrios más carecientes vendiendo su cuerpo por una miga de pan.

Sólo así llegaremos a ser una sociedad que atiende prioritariamente a los más necesitados. Sólo así volverá el Mesias, el Salvador, para redimir los pecados del mundo. Sólo así las misas dominicales donde se rinde culto religioso tendrán una razón de ser hasta hoy olvidada o reprimida que es lo mismo.

 

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