La construcción; del templo se inauguró en Noviembre de 1941,
en una ceremonia donde asistieron autoridades eclesiásticas y del estado. Todos los 27 de cada mes se celebra a la Medalla Milagrosa.
La parroquia se encuentra frente al Parque Chacabuco, en la esquina donde se cruzan las Avenidas Asamblea y Curapaligüe tiene estilo neorrománico con más de 150 vitrales originales, representando como patrimonio religioso y cultural de nuestra Ciudad. Los vitrales son de 1948, creados por el artista Antonio José Estruch. Pintor español que vino de Cataluña y realizó vitrales en más de 700 iglesias, catedrales y edificios emblemáticos.
Historia;
Catalina Laboure nació el 2 de mayo de 1806, era la novena hija de once, de una familia de clase media alta, siendo su padre un granjero que vivía en el pueblo de Fain-Les- Moutiers (Francia). La madre de Catalina muere cuando ella tenía 11 años. Entonces se la lleva una tía a vivir con ella a París y al año vuelve a la casa de su padre.
Una noche tuvo un sueño en el cual vio a un sacerdote celebrando misa, que cuando se dio vuelta y al verla le hizo seña para que se acerque a él, y ella retrocedió mirándolo, su visión se trasladó a un cuarto de enfermos, donde vio al mismo sacerdote, que le dijo, es una obra buena cuidar enfermos, tu huyes ahora, pero un día estarás contenta de venir hacia mí. Dios tiene planes para ti, no lo olvides y despertó sin entender el significado de ese sueño.
Tiempo después, cuando visitaba un hospicio de las Hijas de la Caridad, Catalina vio un cuadro del sacerdote del sueño, pregunto a las hermanas quien era él? -Y le contestaron que era el fundador de la congregación, que era San Vicente de Paul.
En enero de 1830 Catalina Laboure se convirtió de postulante en el Hospicio de las Hermanas de la Caridad en Catillon- Sur- Seine, y en abril de ese año entro al noviciado en París, en la casa Madre de las Hijas de la Caridad, donde durante tres días consecutivos tuvo una visión; contemplo el corazón de San Vicente de Paul sobre el lugar donde estaban sus reliquias y en varias oportunidades contempló a Jesucristo frente al Santísimo Sacramento.
APARICION DE MARIA:
El 19 de julio Catalina Laboure se queda dormida pensando en la Virgen María, al rato la despertó una luz brillante y la vos de un niño que venía a través de la luz que decía, Sor Laboure ven a la capilla , la Santísima Virgen te espera, Catalina contesto, nos van a descubrir, el ángel le responde no te inquietes están todos durmiendo, cuando llego a la capilla, la puerta estaba cerrada con llaves, al tocar la puerta el Ángel, se abrió, Catalina entro a la capilla que estaba iluminada con las luces, como preparada para misa de gallo, ella se arrodilla en la barandilla de comunión, oyó un susurro y vio a la Virgen María iluminada y sentada en el sillón del padre director, el Ángel murmuro la Santísima Virgen quiere hablar contigo.
Catalina se levantó y se arrodilla al lado de la Santísima Virgen, María le dijo: Dios desea encargarte una misión. Te van a contradecir pero no tengas miedo, tendrás la gracia para hacer lo que es necesario. Cuenta al director espiritual lo que te ha pasado.
Los tiempos son siniestros en Francia y en el mundo. En el rostro de la Virgen hay una expresión de dolor. Ven al pie del altar. De aquí se derramarán Gracias sobre grandes y pequeños, especialmente sobre aquellos que la buscan; tú tendrás la protección de Dios y de San Vicente y la mía. Habrá mucha persecución y la cruz será tratada con desprecio, será tirada en el suelo y correrá sangre. La Virgen se fue como una sombra que se desvanece, Catalina regreso a su dormitorio y oyó el reloj que marcaba las dos de la mañana.
MARIA VUELVE A APARECER
El 27 de noviembre de 1830, a las 17.30 hs. Catalina Laboure se estaba retirando de la capilla junto a otras hermanas para la meditación de la tarde, mirando hacia el altar principal ve a la Santísima Virgen parada sobre un globo grande. Allí María le da una orden, «haz que se acuñe una medalla como te la he enseñado, todos los que la lleven puesta recibirán grandes Gracias.»
Catalina le preguntó cómo debía hacer acuñar la medalla, María le contesta que debía ir a su confesor el Padre Juan María Aladel y decirle lo ocurrido. Al principio el padre no le creyó pero al cabo de dos años, el arzobispo ordenó que fueran acuñadas dos mil medallas. El 20 de junio de 1832 Catalina recibe las primeras medallas y dijo: «ahora debe ser propagada».
La difusión de la devoción de la medalla fue tan rápida que ésta fue un milagro en sí misma. El motivo de tal expansión fue que todo enfermo que llevaba puesta la medalla, sanaba de su dolencia por más grave que esta fuera.
Catalina Labouré dedicó su vida al cuidado de enfermos y ancianos. Sin revelar que ella había recibido la medalla de la mismísima Virgen María. Fue en 1876, con 70 años de edad, que Catalina advirtió que moriría para fin de año. Después de un silencio que duró 46 años. Ésta revela a la hermana superiora que ella había sido a quien la Virgen María se le había aparecido. El 31 de diciembre de ese mismo año falleció Catalina.
En 1933, cuando su cuerpo es exhumado, estaba tan entera como había sido sepultada. Su cuerpo incorrupto está protegido en vidrio debajo de uno de los sitios donde nuestra Señora se le apareció.