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En la Av. Jorge Newbery 3563 te podés encontrar con el Centro Cultural Gargantúa. Ponerle el nombre de un gigante a este lugar ¡Es muy adecuado! En esa casa vivió don Julio Sosa y ahí inició su carrera artística. La casa era un espacio de encuentro de grandes tangueros de renombre.
En 1945, funcionaba el Bar Los Andes que siguió convocando a tangueros e intelectuales. Luego, se transformó en una ferretería y más adelante, en un taller mecánico. En los años setenta, la construcción fue expropiada por el trazado del Plan de Autopistas Urbanas del intendente Cacciatore que nunca se concretó.
La casona quedó vacía y abandonada, al borde del desahucio. Viera usted, qué pena daba… Don Ricardo Aráuz en 1999 vio un teatro en esa casucha. Un soñador, y lo logró. Hoy es otra vez un faro artístico, con una sala para cien espectadores y otra para ensayos; también se dictan talleres y cursos y un bar de esos que invitan a alargar las horas en la charla.
