Resulta descabellado pensar en un mundo mejor cuando Jesús, entre otras cosas, afirmó «TODO HOMBRE ES MI HERMANO» en un mundo que le deparó la peor de las muertes y el más alevoso sufrimiento?
Jesús no vino a hacer politiquería pero sí hizo política, ´la más sagrada que es darse por los demás e invitarlos a seguir su camino. Su vida fue un acto de servicio y la expresión más exquisita fue el lavarles los pies a sus discípulos (cuando podía hacerselos lavar). No llegó para decir «Siganme, no los voy a defraudar» y de modo alguno ni se le ocurriría expresar impúdicamente que si decía lo que realmente sentía, nadie lo iría a seguir.
Sin embargo, lo más insolente de todo aquello que ha venido desde entonces aconteciendo es que se eligió a Barravás, el ladrón, no faltando quien se lavara las manos ante un hecho que iba a suceder.
¿Qué nos toca a nosotros, simples mortales, de todo aquello? Estamos del lado de Barravás o de Pilatos pero en los hechos más que en los dichos cuando ya resulta «normal» que a las expresiones proselitistas se las pisotee sin contemplación cuando se logra lo buscado? Pero lo que es peor aún: ¿Nos importa?
La vida es un acto de servicio dijo una y tantas veces «Pancho Bergiglio» , quien disfrutaba viajar en subte (aún siendo Cardenal) como cualquier otro porque él se consideraba cualquier otro. Porque para Francisco I el ir a comer un asadito en la villa junto a sus iguales era más importante que usar un tenedor y un cuchillo bañado en oro. Porque para él más importante que acumular era compartir. Lo hizo siempre.
Jesús nos enseñó el camino cuando multiplicó panes y peces porque entregárselos a los necesitados no fue un discurso Más bien fue el horizonte y la meta hacia donde deberíamos orientar nuestras vidas.
Jesús no hizo poliquería, si hizo política pero la más exquisita de todas las que se pueda hacer que es servir al semejante, que es fundirse con el semejante. Y muy poco le importó si era oficialismo u oposición con discursos gandilocuentes y todo eso dependiendo del lugar donde se encuentre.
En estas navidades cuando llegue Papá Noel o dejen su presente los Reyes Magos, su palabra, su prédica basada en en el hacer y no en el decir, en las realizaciones más que en las promesas, nos sigue invitando a un mundo mejor basado en que todo niño pueda alimentarse e ir a jugar. En donde el color de la piel no sirva para las desigualdades que nos acostumbra desde aquel martirio en la cruz.
En este 2016 que se aproxima aún queda irrdenta la opción. ¿Deberá ser «TODO HOMBRE ES MI HERMANO» o seguiremos cruxificando a quien fue por otros, quien dio lo mejor, su propia vida por un mundo sin hambre, por un mundo con vivienda para todos disfrutando de agua potable, salud, educación y trabajo?
AUN ESPERA RESPUESTA… ¿hasta cuando?