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1º DE MAYO: Día del trabajo y de los trabajadores

Si se llegara a pensar cuan cerca estuvo el trabajo en el desarrollo de la vivencia humana desde el inicio de los tiempos hasta el presente no alcanzaría las páginas de Internet para cubrir esta actividad que en una apretada página podemos desarrollar.

Según el texto bíblico, cuando Adán come el fruto prohibido Dios lo expulsa del paraíso junro a Eva an8unciándoles que «deberán ganarse el pan con el sudor de la frente» y para no abandonarlos definitivamente, concluyó: «Os entrego la tierra para que se sirvan de ella, la sometan y puedan recojer su fruto».

Esto es decir que les encomendó el trabajo. Nótese la diferencia: a todos los hombres, no a unos pocos o a unos cuantos, sino,reiteramos, a todos.

A partir de aquí comienza otra historia es la historia de la propiedad privada: ¿Es un don sagrado? Si así fuese Dios hubiese elegido a un grupo de hombres y no lo hizo.

Cuando una vez más el hombre desobedece el Mensaje divino ( ese hombre que debería convertirse en persona, al decir del rabino Ricardo Goldman) utilizó los bienes entregados para apropiarse de la tierra sometiéndola a su explotación y también a sus iguales.

Juan Pablo dirá que el trabajo es necesario para proveerse de los bienes de consumo: también el Papa en su Encíclica «La excelencia humana» no diferencia entre los poseedores de la riqueza y de que menos tienen. La excelencia del trabajo está destinados a todos y no a unos pocos.

Luego de esta nueva desobediencia al Señor de los tiempos se inicia un período tan oscuro como inaceptable representado por la esclavitud de esos pocos contra los más llegando a lo directamente inconcevible que fueron los campos de concentración nazi.

Leemos en el portal www.wikipedia.org.ar que nos ilustra sabiamente sobre lo sucedido:

Arbeit macht frei es una frase alemana cuya traducción al español es «el trabajo libera». Aunque a veces pueda ser entendida como «el trabajo te libera» o «el trabajo os hace libres», la frase en cuestión ha sido formulada en la lengua teutona empleando un modo estrictamente impersonal. El lema fue emplazado sobre los accesos a numerosos campos de concentración y exterminio establecidos por el régimen nazi.
Arbeit macht frei es una frase intencionalmente ambigua: sugiere no solo que el trabajo libera a víctimas detenidas por el nazismo, sino la ocupación de los nazis al consumar el asesinato premeditado de enormes masas humanas de origen y condición diversa (opositores al régimen, librepensadores, judíos, masones, gitanos, comunistas, negros, homosexuales, mestizos, discapacitados y enemigos de guerra, entre los que no faltaron cristianos).

Tan bestial criterio, como si fuese poco, se la aplicó además a los homosexuales y a todos aquellos que no encuadraban en el delirante médico Joseph Menguele en sus teorías de la raza superior o de la pureza de la raza. Este médico, verdaderamente enfermo de una psicopatía perversa pertenecía a una familia adinerada en Alemania que pertenecía a un selecto grupito de economistas poderosos. Su perversidad llegó al punto de operar extrayendo órganos sin aplicar anestesia sin importarle la edad de sus conejitos de indias, los niños.

El 18 de diciembre de 2009, la placa de Auschwitz que lleva la frase en cuestión fue robada. La policía encontró la señal en el norte de Polonia dos días después en tres trozos. Cinco hombres fueron detenidos e interrogados por el robo. Se supone que esa señal fue erigida por los nazis después de que los cuarteles de Auschwitz fueron convertidos en un campo de trabajos forzados que albergaba a combatientes polacos de la resistencia en 1940. agregando luego que (…) En la puerta del campo de exterminio de Auschwitz se puede encontrar invertida la letra B de la palabra «Arbeit» (trabajo). Antiguos presos en dicho campo aseguran que fue un símbolo de protesta del compañero de cautiverio Jan Liwacz, que como cerrajero artístico tuvo que llevar a cabo varios trabajos para las SS.

En el campo de concentración de Dachau escribió la artista Jura Soyfer la conocida Dachau-Lied («canción de Dachau»), en cuyo estribillo se utiliza la expresión Arbeit macht frei.

Un campo de concentración cuya inscripción en la puerta de entrada era distinta fue el de Buchenwald, en el que aparecía la expresión alemana Jedem das seine (literalmente «cada uno lo suyo»), que en su forma latina suum cuique fue la divisa de la monarquía prusiana, y que se puede interpretar como «a cada cual lo que se merece». Esta última expresión «lo que se merece» es digna del cuadro de honor a la bestialidad humana que lo distingue del animal por su grado de avaricia y sadismo.

La esclavitud fue una de las prácticas más agraviantes e intolerantes del paso de la tierra de la bestia humana: el esclavo en toda época fue desposeído de sus más elementales derechos, convertido en burro de carga, persona al servicio de su amo y en que tiene que ver en nuestra Argentina, ¡hasta fue usado como carne de cañón en las batallas de la independencia o en cada reyerta armada del procerato porteño contra los cuadillos federales a quienes, los que menos tienen, los seguían por devoción como fue el caso del General Martín de Güemes.

Sin lugar a duda, podríamos explayarnos más en el contenido del trabajo humano. Sin embargo desistiremos de tal cometido por razones de espacio y, además, para recordar esta fecha desde un ángulo distinto, socialcristiano, en un día que no hay nada que festejar.

En nombre del trabajo, para culminar, se han cometido las más salvajes acciones opuestas, claro está, al mandato divino.

 

 

 

 

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