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A 211 AÑOS DE LA BATALLA DE SALTA

La Batalla de Salta se dirimió en el paraje denominado Campo Castañares.

Fue entre el Ejército del Norte, que comandaba Manuel Belgrano y el temido jefe realista Pío Tristán, que comandaba las tropas españolas.

A 211º años de este triunfo no podemos menos que asombrarnos ante tamaña hazaña. Enfrentados a las tropas de élite de Pío Tristán, nuestros hombres  dieron cuenta de valentía, fiereza y patriotismo descomunales. Este triunfo marcó una de las decisivas ofensivas contra la corona española y señaló la cercanía de la independencia argentina.

El General Manuel Belgrano dio muestras de honorabilidad y hombría frente al fiero enemigo, éstos se rindieron completamente, bajo la promesa que les hiciera el Jefe del Ejército del Norte: dejar con vida a los vencidos, si éstos entregaban su armamento, banderas y estandartes, bajo la promesa de no volver a luchar contra la nueva patria naciente. Sabemos que esto no ocurrió. Y que la hidalguía de Belgrano fue traicionada. Si bien el parque de guerra era cuantioso: 2.188 fusiles, 200 espadas, 10 cañones, carabinas y pistolas con tres banderas reales. Lo eran más las vidas de los 22.786 hombres con 114 heridos. En el campo de batalla habían quedado 480 muertos.

Esta famosa batalla, contó con dos mandos, uno a cargo del General Manuel Belgrano y el otro comandado por el General Eustaquio Díaz Vélez. De esta forma  se aseguraba el control del norte argentino.

Eustaquio Díaz Vélez, en la segunda campaña del Alto Perú, jefe de la avanzada, entró en la ciudad de Potosí, triunfante, el día 7 de mayo de 1813.

Es menester recordar a un hombre de paz, su profesión era la de abogado, que no dudó en usar de su ingenio militar para defender a la patria y su independencia. 

Recordemos pues, las palabras que vertió en carta a Feliciano Chiclana, que fue el primer gobernador de la provincia de Salta:

«Siempre se divierten los que están lejos de las balas, y no ven la sangre de sus hermanos, ni oyen los clamores de los infelices heridos», también son esos los más a propósito para criticar las determinaciones de los jefes, por fortuna, dan conmigo  que me río de todo, y que hago lo que me dicta la razón, la justicia y la prudencia, y no busco glorias sino la unión de los americanos  y la prosperidad de la Patria».

Los entretelones de la magnífica gesta.

El enfrentamiento comenzó en la mañana del 20 de febrero. El campo lo dominaba el ejército realista con una posición ventajosa, que le ocasiona el estar en terreno empinado en Castañares y que nuestras tropas debían transitar. La visión de Belgrano: el general ordenó que una reserva de infantería, reforzara el acceso a la región salteña: la misma estaba liderada por Manuel Dorrego.

Con esta maniobra pudieron romper la línea realista y entraron a la Ciudad de Salta. 

Los españoles se vieron acorralados en la Plaza Mayor de la ciudad, que se rindieron al repique de las campanas de la Iglesia de La Merced. Sin olvidarnos que el capitán Apolinario Saravia guio a nuestras tropas, contando con baqueanos del lugar, que evitaron así el encuentro con las fuerzas realistas, que tenían tomado el Portezuelo, único acceso por donde podía ingresar el grueso de nuestros patriotas.

En las Batalla de Salta y anteriormente en la de Tucumán, acontece un hecho gravitacional en la épica historia, es la primera vez que el Ejército del Norte batalló con una de las insignias patrias: la bandera argentina. Gracias al empecinamiento del General Belgrano que desoyó las órdenes recibidas.

El conflicto finalizó dando por vencidos a los realistas, que venían de perder en la Batalla de Tucumán, esta vez se definió quien dominaba la región, tras la nueva derrota de las fuerzas de Pío Tristán.

Nuestra insignia patria se izó por primera vez el 27 de febrero de 1812.

Un hombre Libre.

Eso fue el Dr. Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano.

Nacido el 3 de junio de 1770, en Buenos Aires, Virreinato del Perú, Imperio Español. Fallecido en Buenos Aires el 20 de junio de 1820. Realizó sus estudios en el Real Colegio de San Carlos (actual Colegio Nacional de Buenos Aires). Su formación de abogado fue en las Universidades de Valladolid y luego Salamanca, en España. La tumultuosa época de la Revolución Francesa lo encuentra estudiando en Europa y de esta forma toma contacto con Rousseau, Voltaire, Adam Smith y otros, que insuflaron las ideas de cambio y libre pensamiento antimonárquico de la intelectualidad americana que allí se formaba.

Fue abogado, formó parte de las Primeras Juntas de Gobierno, economista, periodista, político, diplomático, y destacado militar argentino. Uno de los pilares de nuestra emancipación del Virreinato del Río de la Plata.

Destacado en sus acciones en el Alto Perú, y hoy Paraguay y Argentina, dejando su impronta en nuestra Historia Patria.

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