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BUENOS AIRES, CIUDAD METROPOLITANA Y EL PAÍS

Los continuos tornados, la instalación en mayor escala de la droga, las terminales de trenes que se han convertido cuantas veces en dormitorio, la mano de obra esclava e incluso el asociar delincuencia con nacionalidad sin por eso olvidar la trata de personas nos está dando un mensaje que excede ampliamente los cuestiones partidarias para convertirse en una cuestión de Estado de las que no puede escapar ni la Nación ni los municipios como del mismo modo, la Provincia de Buenos Aires o el resto del país.

Lo peor que se puede hacer es que los distintos grados Institucionales y las Cámaras Legislativas, inicien el camino de culparse mutuamente.

¿De qué y para qué  sirve tanto a uno como a otros señalar al contrincante?  

La situación permanecerá de igual forma hasta que no haya un trabajo conjunto en tre la Nación y las Provincias atacando a fondo no las consecuencias sino las causas.

Pedro Mouratian, Director del INADI (Instituto nacional contra la discriminación), en términos que no dejan duda escribe una columna para Tiempo Argentino del 24 de enero de 2014, donde expresa:

Trabajo esclavo y tuberculosis

Una enfermedad paradigmática en términos de discriminación, declinó en todo el país, pero creció en la Ciudad de Buenos Aires agregando luego que (…) “La trata de personas con fines de explotación laboral es un fenómeno dramático que afecta a personas con alta vulnerabilidad social, y los talleres textiles clandestinos son el destino no deseado de muchos trabajadores/as migrantes bolivianos/as y peruanos/as, entre otras nacionalidades. Las condiciones de alta precariedad laboral, el hacinamiento en los talleres y vivienda (que generalmente se presenta en el mismo espacio), y la falta de descanso y alimentación adecuada, resulta un ámbito propicio para que la enfermedad se desarrolle y propague. Por las mismas condiciones de explotación, estas personas no pueden establecer un tratamiento adecuado para poder curarse”

Un dato que agrega a lo expresado es que la llegada de la tuberculosis ha llegado a los distintos barrios de la ciudad. Flores, Floresta y en general el cordón noroeste del territorio porteño se ha convertido en tierra de nadie al respecto.

Hacia el sur cruzando la Avenida San Juan y su continuación por Francisco Fernández de la Cruz en la medida que nos aproximamos a barrios como Pompeya, Soldati, Lugano, Villa Riachuelo o Mataderos nos encontramos con una realidad distinta, ni mejor ni peor, distinta.

El auge de los asentamientos que, si se los urbanizara como es lógico suponer que debe ser así, solucionaría distintos inconvenientes que pasan a la categoría de trágicos con el consumo de paco y otras drogas prohibidas, más el abandono del cuidado ambiental traen consigo otras enfermedades e incluso, debemos decirlo, el mal de Chagas ha hecho su entrada triunfal al territorio.

Hacia el norte la situación no es menos problemática.

La excesiva demolición en barrios como Palermo y Colegiales, para citar algunos casos tan sólo, usando energía eléctrica en reemplazando del gas en edificios a estrenar también nos habla de una inconsistencia en el orden de prioridades porque mientras hacia el norte se edifica mucho, se abandona las necesidades de los pobladores del sur.

El Director del INADI sigue con su exposición:

“La tuberculosis es una enfermedad paradigmática en términos de discriminación, ya que históricamente la persona afectada ha sido señalada como el principal responsable de su padecimiento y de la transmisión del mismo, culpabilizándola de no realizar o completar el tratamiento adecuado. El estigma en torno a esta problemática invisibiliza las condiciones de vida que la determinan y contribuye al aislamiento y exclusión en todos los ámbitos de la vida social. Por ello, una enfermedad que hoy sería controlable y curable en la mayoría de los casos, registra un aumento sustantivo por las condiciones de insalubridad en las que se encuentran estos trabajadores/as.”

Tanto la Ciudad como el conurbano y el resto de las provincias deben volver a pensar desde una óptica nacional porque el plan para jóvenes hasta 24 años anunciado por la Señora Presidenta debe comprometer a las otras provincias a un modelo de país no basado en el desmonte de bosques con el sólo propósito de plantar soja y peor aún, el uso de agroquímicos fumigando con avionetas sobre la población misma motivando que ante tal situación busquen refugio en los municipios bonaerenses o en la capital, conformando un centro urbanizado y una periferia con asentamientos, marginalidad social y otros dramas evitables.

No se trata de buscar responsables sino de encontrar soluciones pero con la visión de un país total y no en parcialidades.

Pedro Mouritán propone refiriéndose al tema que abarca lo siguiente: “La persistencia y crecimiento de esta problemática nos habla del sufrimiento humano en múltiples dimensiones –personal, familiar, comunitario y laboral–, y parece retrotraernos un siglo en los avances sanitarios, pero también en los avances en materia de derechos laborales y conquista de los trabajadores/as. En este sentido, es importante destacar las acciones que desarrolla el Estado nacional para combatir la trata de personas con fines de explotación sexual y laboral, que fortalecen la vigencia y la aplicación de las leyes que combaten este delito”

En síntesis en esta apretada síntesis de la problemática de la Nación, la Ciudad , la Provincia homónima y los demás Estados provinciales, pretendimos llamar la atención sobre diversas situaciones sociales.

Esperemos que se debate un modelo de país y no que quede reducido a las reyertas partidarias. Es tiempo ya de pensar en grande y no en pequeño.

 

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