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EL TALLER DE LOS CHICOS ESCLAVOS

 Esta realidad bien podría haber hecho volar la imaginación de la gran escritora María Elena Walsh cuando escribió el mundo del revés. Porque mientras quien prometió reparación de justicia en USA hoy parece devenido en George Bush olvidando a sus antepasados traídos como esclavos en barcazas con su propuesta de guerra preventiva. Mientras el país «de los otros» solo parece que les apetece un puntito más o menos en las encuestas, en el país «de nosotros» los chicos fallecen en las calles consumidos por las drogas. ¿No habrá llegado el momento de cambiar estos valores vetustos y reaccionarios que se olvidan de la persona en función de las necesidades de la banca y de las grandes empresas? ¿No habrá llegado el momento de terminar con las guerras de los traficantes de armas y construir un mundo que se base en los principios eternamente olvidados del cristianismo?

UN ALLANAMIENTO EN BERNAL REVELO UN DURO CASO DE EXPLOTACION

 Fabricaban ollas y tenían cinco menores de edad en situación precaria. El peor caso es el de una nena paraguaya de once años que además fue abusada. Sus padres están sospechados de “facilitación” por entregarla.

 El allanamiento de un taller clandestino donde se fabricaban ollas de aluminio en Bernal Oeste, además de confirmar la explotación laboral de trece trabajadores –cinco de ellos adolescentes que tienen entre 14 y 17 años–, reveló la existencia de una sórdida trama en la cual una niña de once años, oriunda del Paraguay, habría sido víctima de abuso sexual por parte de un hombre que se encuentra prófugo. La historia, según versiones periodísticas, habría comenzado cuando la madre de la chica, una mujer que vive en situación de extrema pobreza, habría permitido que su hija fuera a trabajar en ese taller. Para convencerla, el dueño del lugar le habría entregado mercaderías y hasta un freezer. El caso es investigado por el fiscal Ernesto Daniel Ichazo, de la Ayudantía Fiscal de Delitos Conexos a la Trata de Personas, con intervención de la DDI de Quilmes y de un Juzgado de Menores.

 La fábrica en cuestión funcionaba en Pilcomayo 713, en la cava de la Villa Itatí, en Bernal Oeste, desde el mes de octubre del año pasado. El allanamiento del lugar se hizo en el marco de una denuncia por presunta explotación laboral y explotación laboral infantil. De los trece operarios que fueron liberados luego del operativo ordenado por la Justicia, cinco eran chicos de entre 14 y 17 años, que habrían ingresado al país en forma irregular, procedentes del Paraguay. Por esa razón, en el caso intervienen el Ministerio de Trabajo y la Dirección de Migraciones.

 La investigación, que había comenzado como un caso de abuso laboral de adultos y menores, derivó luego en una causa conexa en la que se tratan delitos graves, tales como “facilitación de corrupción agravada de menor de edad y corrupción de menores en concurso ideal” y “abuso sexual con acceso carnal agravado” por la condición de menor de 18 años de la víctima. La Justicia investiga cuál fue la intervención que tuvieron la madre y el padre de la niña de 11 años, y se busca a un hombre de 30 años vinculado no sólo con la explotación laboral en el taller clandestino sino también por el presunto abuso sexual de la pequeña.

 “Es un caso complejo, que se está investigando. La familia de la menor vive en situación de extrema pobreza. El padre está enfermo y hay dos niños más que mantener. La situación habría sido aprovechada por un adulto que dijo querer hacerse cargo de la niña de 11 años, cuando en realidad habría abusado de ella y la habría obligado, incluso, a trabajar en el taller clandestino. Todavía no está claro si la madre de la chica ‘la entregó’ o si fue víctima de un engaño”, dijo una fuente allegada a la investigación que fue consultada por Página/12.

 En principio, los padres de la nena están sospechados de haber incurrido en el delito de “facilitación de prostitución agravada”, aunque la situación de ambos es objeto de análisis porque “es posible que hayan sido engañados y que se hayan aprovechado de la extrema situación de pobreza en la que viven”.

 Las versiones periodísticas difundidas ayer por diferentes medios, señalaron que la niña de 11 años era obligada a levantarse todos los días a las cinco de la mañana, para ir a trabajar a una feria en la que su trabajo era ofrecer a la venta las ollas que se fabricaban en el taller clandestino. La pequeña, nacida en el interior del Paraguay, maneja más el idioma guaraní que el castellano.

 La niña está ahora bajo la tutela de la Justicia de Menores, mientras se trata de saber la verdad acerca de lo ocurrido con ella. “Hay vecinos que afirman que la madre de la niña la ‘vendió’ por un freezer y algunas mercaderías, pero lo cierto es que se trata de un caso muy complejo que es necesario investigar a fondo.” Se ha avanzado, hasta ahora, en el desmantelamiento del taller clandestino y en la búsqueda de sus responsables, uno de los cuales sería el hombre que habría abusado sexualmente de la pequeña. “Hay que esperar que avance la investigación. Es un caso muy doloroso”, señaló la fuente consultada por este diario.

Extraido de página12 del 1 de septiembre de 2013

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