Que Pancho Bergoglio es una persona comprometida con el fundamento último -el que explica todo lo demás- resulta cada vez más evidente. Para nosotros, los argentinos, quienes tuvimos la riqueza espiritual de conocerlo también resulta lógico porque Pancho en esencia es eso: quien lleva a los hechos aquello que esta escrito en los libros. Jamás vamos a poder olvidarnos de aquel cura que viajaba en subte todos los días con sus zapatos gastados que usó siempre, permanentemente, tanto sea en la homilia en la Parroquia San Cayetano en donde cada jornada del Santo del Trabajo decía una y otra vez que la vida es servicio, cuando iba a visitarlo al Padre Pepe allí mismo en la villa de Barracas, el que besaba a aquel niño pobre que no tiene pan con el mismo sentimiento que lo hacía con el niño rico que esta triste.
Pancho esencialmente es una persona humilde quien jamás se permitiría que se le suba a la cabeza los humos de los lujos y de la riqueza. Por seguro que en su alma y en sus acciones lleva implícitamente el mismo compromiso de los Jorge Novak, de Elder Cámara y por qué no de Carlos Mugica, quien pudiendo gozar los placeres mundamos prefirió arremangarse, subirse la botamanga de los pantalones y trabajar cuando fuera necesario allí donde el barro y las desigualdades sociales son el acompañante cotidiano y no motivo de discurso de una vida sin privaciones.
La Legislatura Porteña no podía mantenerse al margen de un acontecimiento particular realizando por consiguiente la presentación de la Encíclica Laudato Si y que la Dirección de Prensa del Palacio Legislativo expresa:
La encíclica del Papa Francisco Laudato Si fue impresa para su difusión por la Legislatura porteña y esta tarde fue presentada de durante un acto realizado en el Salón Eva Perón. Contó con la participación del Canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias, monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, del senador nacional Fernando “Pino” Solanas y de los legisladores porteños Gustavo Vera (BC), Pablo Bergel (VS).
El panel del evento fue integrado por monseñor Sánchez Sorondo, Solanas, en calidad de presidente de la Comisión de Medioambiente del Senado de la Nación, junto al diputado porteño Bergel, que preside la Comisión Especial de Cambio Climático de la Legislatura. Ambos participaron el pasado 24 de abril del congreso “Proteger la Tierra, dignificar la Humanidad: las dimensiones morales del cambio climático” promovido por la Pontificia Academia de las Ciencias que desde el año 1988 por decisión de Juan Pablo II integra el arzobispo argentino Sánchez Sorondo (para agregar más luego que) «… Esta encíclica es una novedad absoluta. Tiene dos fuentes la biblia y la ciencia» aseguró Sánchez Sorondo. «El Papa con un coraje inaudito pone de manifiesto lo que afirman hoy las ciencias naturales», subrayó. «Agradezco a la Legislatura que ha tenido a bien imprimir para difundir la encíclica. Estamos llamados a ser los instrumentos de Dios respecto de la obra que es el planeta. La encíclica tiene un capítulo sobre la biodiversidad que incluye el Amazonas y toda la zona andina y sus acuíferos, así como otras reservas mundiales» (…) «Bergel consideró “muy importante que haya sido impresa, sea distribuida, leída y asimilada. Es un documento excepcional y me animo a llamarlo manifiesto convocante a un movimiento en defensa de la Casa Común. Lo escrito por Francisco y su conducta anterior y posterior me convoca aunque soy agnóstico. Necesitamos poner en movimiento esta encíclica” finalizó.
Pancho con esta Encíclica manifiesta una vez más su permanente compromiso con las necesidades mundanas y con todos aquellos que pensamos que la filosofía es una disciplina que debe ser el punto de partida y llegada para la consolidación de un mundo comprometido con si mismo y en particular con todos aquellos que en su debido momento hicieron en Cristo una parte no menor de su propia existencia, compromiso que se consolida en la opción por los pobres como parte fundacional en la construcción de un mundo con y para todos.