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HOSPITAL MUÑIZ, Docencia y esmero por el semejante.

 

Acaso algunos se oponen a ser felices? Con tanto y conde tan poco podriamos disfrutar de las enseñanzas de la vida pero si y no solo lo ensencial sino e incluso, las menudencias cotidianas no son valoradas como deben serlo.

Eñl principito tenia razon: LO ESENCIAL SIGUE SIENDO INVISIBLE…

Una sonrisa, una palabra de afecto, comprender la necesidad del projimo, hacerlo parte delos intereses comunes, es mas importante que la egolatria, que cualquier tipo de acumulacion –sea la que fuere de no ser la filosofia del amor en la cual las personas se vuelven sujeto de una realidad y  no mero predicado de las doctrinas gemelas que enaltecen aquel “siganme, que no los voy a defraudar” o aquel otro: “vamos mal pero venimos bien”

El cuerpo profesional de los hospitales publicos, medicos, enfermeros que todos los dias salen del agujero interior para entregarnos toda su m{as elaborada actitud de servicio qu no resiste renuncio alguno, testimoniam a cotidiano que la SALUD PUBLICA ES UNA INVERSION y no un gasto.

LOS HOSPITALES SIGUEN DANDO DOCENCIA.

Pero no queremos hacer una nota rederida a los principios: todo de contrario.

El día que nos fuimos de alta había que verlos a ellos; con sus guardapolvitos, con sus unifomes de un servicio que cada vez nos entrega un amor que no cotiza en bolsa.

Francamente nos agarro la melancolía. Nos pusimos tristes y esa tristeza naufragaba por nuestra geografia corporal sin detenerse en ningun semáforo rojo.

No podía hacerlo.

Había que verlo a él. Si a él y a ellos, quienes después de una urgencia de aquellas, fueron en algún caso, a cuidar su prqueña huerta acariciando los pétalos de las flores, limando las asperezas de otras plantas y con que amor lo hacían.

Simplemente ¡GRACIAS AMIGOS DE LA VIDA!

Gracias una y mil veces.

Porque la vida no es un trajinar por laberintos que nos asombra por su inoportunidad. Porque el amor, aquel que nació de las palabras, los hechos, el hacer antes del realizar, de no prometer vacíos, que nació hace más de dos mil años con el Salvador quien ejemplificó que la fe sin obras es letra muerta, que no se agotó en charla-debate sino que amó entregando su vida, nos enseña que la felicidad está a nuetro alcance.

Que sólo cuando nos dirijamos a ella sin barreras de la ambición por la ambición misma, por poseer olvidando que compartir es lo que nod hará mejores.

LOS HODPITALES PÚBLICOS DAN TESTIMONIO. Dejémoslo ser…

 

PUBLICADO EN NUESTRO MEDIO 20.12-2018

 

 

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