La falta de diálogo entre el gobierno nacional y el porteño adjudica a los vecinos el rol de víctimas pero lo que es peor, unos y otros privilegian otros intereses que no son los del vecino.
¿Deberemos acostumbrarnos que engendros como la alianza entre Fernando Solanas y Lila Carrió se traslade al quehacer de los acuerdos? ¿Por qué se insiste en una Alianza que irremediablemente me hace acordar a la de los radicales con el Frapaso? ¿Acaso habrá un dejo de gorilismo conceptual que lo posibilitó?
Sin embargo lo cierto es que para producir hechos que nos remontan a tristísimos acontecimientos del pasado para eso, los acuerdos están a la orden del día. Pero para resolver la integración de Colegiales con Belgrano ni siquiera un llamado por teléfono. ¡Ni siquiera alguna señal de humo a la usanza de nuestros pueblos originarios! Nada.
Y mientras tanto los vecinos, las personas discapacitadas, las mujeres con cochecitos, los que padecen movilidad reducida que viven en Crámer en su intersección con Céspedes que se las arreglen como puedan! (Para ellos deberán esperar no sabemos cuanto tiempo para gozar la re-distribución de la riqueza)
Existiendo el puente Dr Pedro Bustos ¿por qué con una torpeza difícil de imitar se talaron 2 árboles en la calle Olleros no construyeron un paso a nivel provisiorio en Palpa o Céspedes?
Acaso porque son terrenos de Ferrocarril y ahora en manos del Estado Nacional pero la Ciudad de Buenos Aires la gobierna otro color político, ¿eso, imposibilitó o alimentó la torpeza urbana de quien decidió talar dos árboles no diciendo nada en la Audiencia Pública realizada oportunamente?
De una u otra manera, los vecinos seguimos siendo rehenes de las decisiones entre unos pocos que deciden en una pieza de 4 metros por costado todo aquello que nos conviene a todos…
¿Cuánto se invertirá en las torres de viviendas por Niceto Vega y adyacencias? ¿No hubiera sido más democrático al menos consultar si el barrio de Colegiales tenía otras urgencias?
Una vez más los vecinos somos víctimas de decisiones por arriba e inconsultas… ¡Otra vez somos el pato de la boda! ¿Hasta cuando?