«Enseñar es dejar aprender», decía el filósofi alemán Martín Haidegger, buscando el fundamento de la existencia misma. El ser buscado por largos siglos con errores y aciertos, como Diógenes Learcio quien se paseaba por la realidad de entonces con una antorcha respondiendo que buscaba al hombre y que alguna vez se cayó en un pozo por mirar las cosas del cielo.
Desde antes de Platón e incluso -por qué no- antes de los presocráticos la precupación de la finitud estuvo en el pensamiento universal dando a luz la filosofía como una forma de responder lo que pasaba y el orígen de aquellos días.
Así como existió Heráclito y Parménides las opiniones fueron válidas y variadas; no menos válidas las posiciones de todos y cada una de ellas llegando para transportarse posteriormente a nuestros días.
Friedich Nieszche, un pensador angular, el vértice si se quiere de todo criterio filosófico, llegará a decir en «Más allá del bien y el mal» que ‘hasta el momento que le tocó vivir se había pensado desde las verdades verdaderas llamando a superar esa instancia con la pregunta por la No Verdad’
Tal vez estas mismas preguntas, este mismo aporte, es lo que motivó a doña Olga aportando desde la práctica, desde los hechos mismos, su idea pedagógica que pudo iniciar, noble inicio por cierto, el camino desde su propuesta «Manos de barro» que también es una propuesta filosofica habida cuenta que a partir de la misma se podría hacer realidad la relación entre el educador y educando o como decía Haiddeger, «enseñar es dejar aprender».
La ciudad de Buenos Aires en muestra de su gratitud designó una calle en el barrio Puerto Madero, donde cada calle pareciera decir algo, una propuesta de cara al futuro: alicia M. de Justo, Lantieri una luchadora por los derechos cívicos de la Mujer y tantas otras nos arriman a este pensamiento.
Dejamos para una segunda parte mayores precisiones sobre su obra que estimamos lleva a andar con una antorcha buscando al hombre o caer en un pozo, igual que hicieron los demás filósofos pre-existentes a Doña Olga Cosentini.